La variante ómicron supuso un gran revuelo desde el primer momento en el que se anunció que acumulaba una gran cantidad de mutaciones que se centraban, esencialmente, en la zona de reconocimiento entre la proteína S del virus y la proteína ACE2 de las células humanas.
Las pruebas son esenciales para detener la propagación de la variante ómicron. Pero, a casi dos años del inicio de la pandemia, muchas personas todavía están confundidas sobre la mejor manera de hacerse la prueba de COVID-19, o se sienten frustradas porque no pueden conseguir una cita o un kit de prueba.
La ventaja de las pruebas rápidas de antígenos, ya sean realizadas en un laboratorio o con una prueba casera, es que son rápidas, relativamente baratas y muy confiables para decirte si estás propagando el virus. Una prueba PCR es más sensible y detecta más pronto la infección, pero demora más en entregar el resultado. Ambas pruebas son útiles, pero al propagarse una variante tan veloz como la ómicron, la prueba rápida puede lograr que alguien se aísle antes, lo que salva a otros de tus microbios.
Un test negativo no reduce el riesgo a cero. Pero la realización de la prueba reduce significativamente el riesgo de que alguien en tu reunión transmita el virus. “Una prueba no te protegerá de la infección”, dice Mina. “Una prueba te protegerá de contagiar a otras personas”.
Si viajas en avión o en tren, debes hacerte la prueba el día que viajes para asegurarte de que no vas a infectar a las personas que te acompañan. Cuando llegues, debes hacerte la prueba en dos o tres días para asegurarte de que no te has contagiado con el virus durante el viaje.
En hoteles de las playas mexicanas como Playa del Carmen en Quintana Roo ya se realizan pruebas PCR a vacacionistas nacionales y extranjeros en menos de 72 horas garantizando tomar sus vuelos con certeza de estar o no infectados, empresas locales como CYLabtest.com realiza pruebas hasta las habitaciones de hoteles conocidos como Yucatán.